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· Roxana Morais: Tiene 32 años, es baja, de pelo castaño y ojos bien grandes y claros. A los 18 años vino del campo con sus hermanas para estudiar diseñadora de interiores en Buenos Aires. Es una mujer muy simpática, compañera, creativa, trabajadora, solidaria, ahorrativa; pero todas esas cosas que tiene a favor también las tiene en contra por su forma de ser cuando algo la molesta, estas oportunidades ocurren realmente seguido ya que ella pierde la paciencia rápidamente y suele enojarse tanto por grandes cosas como por pequeñas insignificancias.Desde que tenía catorce años comenzó a ahorrar por miedo a que en su futuro llegue a necesitarla, pero esto nunca se lo dijo a su ex-esposo ni a su actual novio:
· Pablo Mastandrea: Tiene 23 años, es alto, pelo negro azabache, de ojos oscuros. Hace un año se fue a vivir sólo a un mono ambiente en calle Corrientes, con plata de sus padres, quienes siempre lo malcriaron y le dieron todos los gustos hasta que los ingresos bajaron debido a la crisis ocurrida en el país, y los únicos ahorros que tuvieron fueron destinados al departamento de su único hijo. Está actualmente estudiando periodismo deportivo, no tiene trabajo porque no goza de tiempo para realizarlo pero está haciendo una pasantía en una revista de muy bajo nivel. Se mantiene gracias al poco dinero que le proporciona el juego.
A fines del año pasado se inauguro un casino en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en donde contrataron a Roxana como decoradora del lugar y le pidieron que vaya a la inauguración para presentarla ante el público.
Ese gran día llegó y él también asistió porque no podía perdérselo. En toda la noche hubo una sola cosa que lo distrajo del juego, esa hermosa mujer que estaba dando un humilde discurso acerca de la decoración, de por qué estaba ambientado como los años ’70.
Cuando ella terminó y bajo del escenario, y él de jugar, se acercó inmediatamente a hablar con ella y a felicitarla por sus logros. Y así la invitó a tomar algo al bar del Casino… llevan juntos 6 meses y dos semanas.
Todo iba sobre ruedas hasta que un día, luego de que Roxana contara acerca de sus ahorros, él le confesó que perdió mucha plata en el juego, para ser exactos, toda la que debía de su departamento. Por lo que él le pide encarecidamente si puede prestarle esa plata o vivir con ella hasta que la consiga de nuevo. Pero como ella sabía que, conociendo su problema con el juego, nunca la iba a conseguir pero tampoco le iba a prestar la plata que ella había ahorrado toda su vida para que él, probablemente, la vuelva a gastar, le dijo certeramente que no. Y así comenzó este conflicto entre ellos dos y entre ella con ella misma, por no saber si prestarle la plata a la persona que tanto amaba y que la había salvado cuando su ex marido la abandonó.