lunes, 18 de mayo de 2009

Breve Texto.

Había una vez una persona que trabajaba en un colegio prestigioso de caballito.
Tras su simpatía sin igual se escondía un morboso asesino que le gustaba matar y luego comer a sus victimas.
Su secreto estaba a salvo hasta que un día no aguanto sus impulsos. Un alumno lo hizo enojar de más haciéndole un chiste y este tuvo que tomar cartas en el asunto.
Lo espero a la salida del colegio, dijo acompañarlo a su casa y en un pasaje lo durmió con Valium. Lo metió en su auto y lo llevo a su casa. Una vez en el lugar lo descuartizo y comió de a poquito a lo largo de los posteriores días.
Todo prosiguió normal, excepto aquel día después del suceso con el alumno, cuando en el baño del colegio mordió el brazo de un estudiante y le arranco un pedazo. Bajo amenaza este prometió mentir respecto a lo sucedido.
Y así por siempre quedara impune el preceptor del colegio prestigioso de caballito, de 1,60, su memorable pelada y su caminar al estilo Steven Taylor.

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